Las máquinas, mediante un proceso interno, separan las moléculas del líquido

desinfectante, insecticida, biocida, etc.

En el momento de salir el líquido, en la punta de la boquilla, hay unos electrodos que

aplican una carga eléctrica positiva durante la aspersión. Esta carga eléctrica provoca una

fuerza de atracción natural entre las gotas que se adhieren como un imán a la superficie

objetivo. La carga en las gotas es pequeña, pero la fuerza que da la aspersión hacia el

objetivo es hasta 75 veces mayor que la fuerza de gravedad. Las gotas invierten la

dirección y se mueven hacia todos los lados, ya que entre ellas se repelen, en contra de la

gravedad, y cuando pasan junto a la superficie del objetivo se adhieren.

Por tanto, otra consecuencia directa de esta cobertura electrostática es que no moja, la

gota se dispersa y crea una película desinfectante, sin llegar a humedecer la superficie ya

que esta está húmeda por menos de 2 segundos hasta que se seca completamente

permaneciendo la película descontaminante protectora.

Esto implica que la aspersión alcanza la parte inferior, la parte posterior, así como las

esquinas o las grietas o rendijas de la superficie objetivo, consiguiendo una

descontaminación completa.

Aprovechamos de manera experta este fenómeno eléctrico para un uso eficaz del líquido,

las gotas buscarán el objetivo magnéticamente optimizando la descontaminación y el

consumo.